Érase una vez que se era, un demonio que vivía en la vagina de una mujer japonesa. Desconocemos las causas por las que el cashondo (nunca mejor dicho) demonio se instaló en lugar tan original, pero lo que sí sabemos es que el susodicho se dedicaba a morder a todo visitante que se atreviera a asomarse por su lugar de residencia. La mujer dueña de la vagina de alquiler, cansada y desesperada de no poder gozar de su vida sesuá (yo más que cansarme, me daría un shock) y de que la acusaran injustamente de que albergaba ladillas asesinas, pidió a un artesano que le construyera una falo de acero como solución a tal problemática (pa’que el colega se quedara sin dientes claro, si se quedaba ahí abajo tampoco pasaba nada, totá el pobre tampoco era tan malo…). Así que, cuando aquella obra de metal irrumpió en la bendita morada del demonio (la tía que sangre fría, oyes, frío tenía que estar aquello, sí), éste, ni corto ni perezoso arremetió contra el pene artificial, sin darse cuenta de la treta (he dicho treta sí, treta) con lo que a partir de entonces tuvo que empezar a comer puré y sopitas porque no le quedó ningún molar…la mujer pudo volver a su promiscuidad, el demonio nunca conoció algasiv y colorín colorado el demonio vaginero se ha acabado…
Pero claro, esta historia no sería tan interesante si se hubiera quedado en una leyenda corriente y moliente que contar a los niños antes de dormir (niños con cierta edad, claro está), así que, como los japos son mu agradecios pos han inventao una fiesta para alabar este triunfo bautizándola como Kanamara Matsuri (Festival del falo de acero) que se celebra todas las primaveras en Kawasaki, provincia de Japón. ¿Y qué se hace aquí?, pensareis vosotros, pos fácil, se rinde tributo al falo (sí sí, así der tirón, de qué os vais a asustar ya…) y para ello contruyen esculturas que decoran toda la ciudad sin tener pudor alguno, porque encima cuentan rumores de que cuanto más efusivo se sea, más buena suerte da…así que toda la familia, desde el niño hasta el abuelo, posa al completo cada año y tan felices…
(Re-make de la historia por obra y gracia de una servidora)
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